Quiero aprovechar esta entrada para hablar solamente sobre el problema de placenta que tuve durante mi embarazo.
A mis 13 semanas el Dr. Vierra, mi ginecólogo local, me dijo que parecía tener placenta previa y por el hecho de que tuve una cesárea anteriormente era probable que se convirtiera en accreta, increta, o percreta. El Dr. Vierra sin pelos en la lengua me dijo que era probable que mi bebé naciera prematuramente, que era probable que me hicieran una cortada a lo largo de mi abdomen, que era probable que terminara con transfusiones de sangre, que era probable perder mi matriz, que era probable morir.
Me mandó con una especialista en Modesto que se encarga de embarazos de alto riesgo y que era parte del equipo de Stanford. La Dra. Aziz nos confirmó que no solo tengo placenta previa sino que también efectivamente parecía accreta. La previa indica que la placenta esta abajó tapando el cuello uterino - lo cual hace imposible un nacimiento vaginal. Por el otro lado la placenta accreta indica que la placenta está pegada al útero… entonces, si no se sabe que una paciente dando a luz tiene accreta y jalan la placenta, el útero empieza a sangrar tanto que una mujer puede perder su vida ahí mismo. Es por eso que si una paciente tiene accreta, lo mejor es no arrancar la placenta sino sacarle toda la matriz de una vez y así ahorrarse el riesgo de una hemorragia mortal.
Uno de los síntomas de la placenta previa o accreta son los sangrados. Son sangrados que pueden ser grandes o pequeños. Algunas veces se puede perder hasta 1 litro de sangre en 20 minutos. Tengamos en cuenta que el cuerpo tiene 5-6 litros. Entonces en una hora, si no se llega a un hospital y se opera ahí está el peligro. También son sangrados que no duelen. Entonces uno despierta y se encuentra en un baño de sangre que ni cuenta te diste porque no dolió.
Justo el día que empezó mi tercer trimestre empezaron los sangrados. Tuve 6 sangrados en total. Al tercer sangrado me dijeron que tenía que internarme en Stanford hasta que naciera la bebé. Esto fue a las 27 semanas. Por más de 50 días estuve internada en Stanford. El hospital fue mi casa. Pueden mirar acerca de mi estadía en el hospital AQUÍ. Durante mi estadía en Stanford me hicieron varios ultrasonidos y un MRI. Todo indicaba que solamente tenía placenta previa, no accreta. No fue hasta mi último ultrasonido a las 34 semanas el 26 de abril de 2018 cuando el doctor me dijo que miraban áreas de preocupación en mi placenta y que la sospecha de que estaba ahí la accreta había regresado. Dijeron que tendrían todo preparado en el quirófano, no solamente para una cesárea sino también para accreta. (¿Recuerdan lo que dijo el Dr. Vierra? - En caso de accreta: bebé prematuro, cortada vertical a lo largo de mi abdomen, transfusiones de sangre, perder mi matriz, muerte).
El último sangrado fue la gota que derramó el vaso y los doctores decidieron hacer la cirugía ese mismo día (1º de mayo). Ese día me dijeron que ese mismo día sería la cirugía. Mis papás acababan de irse. Victoria acababa de llegar. Si Victoria estaba en el hospital, Jesús no podría entrar conmigo al quirófano. Le hablamos a la tía Peachy y fue ella quien se quedó con Vicky mientras me operaban. Cuando iba llegando al quirófano me di cuenta que no me había despedido de Vicky. Todo pasó tan rápido en ese momento. Un momento me estaban diciendo que la cirugía sería hoy y en otro momento ya estaban en el quirófano preparándome. El plan era: sacar a la bebé, esperar para ver si la placenta se salía sola. Si se salía sola hasta ahí quedábamos. Si no se salía sola, iban a continuar con la histerectomía: pérdida de la matriz.
Cuando salió Carolina sentí una gran alegría porque salió llorando. Llorando mucho, lo cual indicaba que sus pulmones estaban listos. Aparte de que su peso y lo que medía no era de un bebé de 34 semanas. Nos trajeron a Carolina y me dejaron darle un beso para luego llevársela. Chuche notó la cara de los doctores. Habían esperado unos minutos para ver si la placenta salía. NADA. Decidieron continuar con la histerectomía. Jesús se despidió para irse con Carolina. Yo seguía despierta pero sentía mucha presión y les dije que mejor me durmieran. Ahí fue donde sentí miedo. No sabía si iba a volver a despertar para ver a mi familia. No sabía si iba a sobrevivir esta operación arriesgada donde muchas mujeres pierden su vida. Cuando desperté no sabía cómo agradecerle a Dios y a los doctores todo lo que habían hecho por mí y por mi hija. Estaba tan agradecida con todo. ¡ESTABA VIVA! Me dijeron que perdí 2 litros de sangre - el 40% de lo que mi cuerpo tiene. Tuvieron que hacerme una transfusión. La operación duró más o menos 5 horas. Todo empezó a las 5:30pm cuando fueron por mí al cuarto. Varios familiares entraron en pánico ya que supieron que Carolina nació poco después de las 7 pero no sabían cómo seguía yo. El propio Jesús no estaba recibiendo actualizaciones y todos los mensajes de todo mundo lo ponían más nervioso. No fue hasta las 11:30pm que desperté. Me llevaron al cuarto de recuperación y el resto es historia.
Pude tener a Carolina en mis brazos el siguiente día. Hubo conexión automática cuando nuestros cuerpos se juntaron. Todas mis preocupaciones se fueron al abrir los ojos después de la cirugía. Este embarazo fue un embarazo extremo. Donde por más fe que tuviéramos el miedo siempre estaba ahí. El no saber si iba a sangrar de repente. El no saber si tenía accreta. El no saber si iba a sobrevivir.
El no saber.
Estoy totalmente agradecida con todos los doctores y el personal del hospital. Agradecida con toda mi familia que me ha apoyado tanto. Agradecida con mis amistades que constantemente me escribían para saber cómo iba todo.
Sin duda alguna el agradecimiento más grande es hacia Chuche. Todo este tiempo lo mencioné y lo sigo mencionando: esto solo ha unido nuestras fuerzas y juntos hemos podido llegar a nuestro objetivo final. Chuche fue quien tuvo que ir y venir a casa dos o tres veces por semana. Se encargaba de todo: su trabajo, nuestra casa, nuestra hija, de mí. Estoy totalmente agradecida contigo jani. Gracias por todo lo que has hecho por tus mujeres de mayo. Te amo. ❤️
Sin duda alguna el agradecimiento más grande es hacia Chuche. Todo este tiempo lo mencioné y lo sigo mencionando: esto solo ha unido nuestras fuerzas y juntos hemos podido llegar a nuestro objetivo final. Chuche fue quien tuvo que ir y venir a casa dos o tres veces por semana. Se encargaba de todo: su trabajo, nuestra casa, nuestra hija, de mí. Estoy totalmente agradecida contigo jani. Gracias por todo lo que has hecho por tus mujeres de mayo. Te amo. ❤️
Gracias.
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