Justo el jueves pensaba que todo iba a salir bien. Que yo sería de ese porcentaje que no iba a tener sangrados durante el embarazo de alto riesgo de placenta previa.
El viernes, al siguiente día, amanecí con sangrado. Era un sangrado leve pero aún así tuvimos que ir al hospital. Dejamos a Victoria en la escuela y nos fuimos directo al hospital. Nos atendieron rápido (aunque hicieron muchas preguntas antes de pasarnos). Estoy tan agradecida por tener a los 4 Abuelos ayudando con lo que se pueda.
Las primeras tres veces que fui al baño había sangre en el baño. Y el resto del día no hubo nada. Es por esto que han decidido dejarme salir hoy sábado. Esta fue solo una advertencia. Algo pequeño. Un recordatorio de que me debo cuidar porque esto es algo serio. Esto es un recordatorio de que yo no mando. Yo no decido. Yo debo cuidarme y dejarme de hacer la valiente que puede con todo. Tiempo de bajar un poco la cabeza y la guardia y dejarme cuidar. Dejarme consentir. Quiero que Carolina se quede ahí dentro por más tiempo. Mínimo 34 semanas. Ese sería mi gran meta.
Siento que soy muy afortunada por tener mi primer sangrado a las 26 semanas, cuando otras mamás las tienen a los 20 o a veces antes. También pudimos ver a Carolina en un ultrasonido y nos hizo un gran show. Un show que nos dio esperanzas. Espero que ella esté cómoda allá adentro y no quiera ser terca y salirse antes de tiempo.
Este fue el primer sangrado. Al segundo sangrado por seguro me internan en UCSF y tratarán de controlarlo. Si se controla entonces ahí se queda hasta el siguiente sangrado. Si no se controla ahí mismo nace.
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